ENTERRADO

Al principio sentí entumecimiento, estaba frío. Siendo el mes de Enero me parecía una extrañeza.
Acostado percibo como lentamente desciendo, la tenue luz que se vislumbraba desde mi lugar quedó completamente tapada.
Luego escuché llantos, gritos y palabras de aquellos que nunca me habían dicho nada. Esto me parecía más raro, pero no entendía porque no podía moverme.
Una lluvia pesada, como de piedras de barro, golpeaba el techo, realmente me asusté, sigo sin moverme y no puedo abrir los ojos. Es como si mi fuerza vital hubiera sido extirpada de la existencia.
Ya con toda la tierra encima escucho al sacerdote leer el responso.